lunes, 2 de septiembre de 2013

Sintraime Yumbo Informa


El gobierno colombiano siembra el terror: los casos de Cajamarca y Castilla (Tolima)
 
La jornada de protesta del 29 de Agosto, convocada en Colombia en el contexto del paro agrario y popular que se desarrolla desde el 19 del corriente mes a lo largo y ancho del país, fue un estallido social que evidenció el malestar profundo que corroe las entrañas de la sociedad colombiana. No se trata, como dice Santos, de una mera “tormenta” pasajera sino de una crisis social que está resquebrajando las bases mismas del régimen impuesto por la violencia y el engaño. Mientras los medios oficiales chillan estridentemente contra “encapuchados” y “vándalos”, buscando azuzar prejuicios asentados en el subconsciente de las capas medias colombianas contra “patirrajados”, “indios”, “negros”, y otros “indeseables” que (¡horror de horrores!) viven del trabajo de sus manos, silencian los verdaderos desmanes hechos por los “vándalos” en uniforme militar o del ESMAD. Son estos últimos los que han asesinado y abusado de la población, los que están violando la privacidad de hogares campesinos, infiltrando las manifestaciones, robando a los más pobres y destruyendo sus pertenencias.
 
Como muestra de la violencia inusitada, criminal, con que ha sido reprimida la protesta social, están los casos de dos localidades en el departamento de Tolima: el municipio de Cajamarca y el corregimiento de Castilla, en el municipio de Coyaima. Hay que recalcar que estos casos no son excepcionales, sino que dos casos más de una violencia oficial, anti-popular, que se ha tomado por asalto al país completo. Esta violencia, dicho sea de paso, ha sido exacerbada por las leyes de impunidad que ha impulsado este gobierno: el fuero militar y el marco jurídico para la paz; así como por la ley, también impulsada por el gobierno de Santos, para criminalizar la protesta social, la llamada ley de seguridad ciudadana. Tienen la fuerza bruta, y ahora ya no tienen ningún freno jurídico para aplicarla contra el descontento popular.

Cajamarca
 
Cajamarca, que ha sido el epicentro de la lucha contra la multinacional minera AngloGold Ashanti, también se movilizó en las jornadas de protesta del 29 de Agosto. Desde el día anterior, los campesinos, los dirigentes de las juntas de acción comunal y de otras organizaciones sociales venían reuniéndose y discutiendo su participación en el paro agrario y popular. El día 28, los campesinos se concentraron en el corregimiento de Anaime y en la vereda Recreo Bajo (El Chuzo). De esos dos puntos salieron hacia el casco urbano del municipio de Cajamarca, donde se concentraron unas 5000 personas. Al llegar la noche, muchos de los campesinos que venían de las veredas se quedaron en la colonia, algunos pernoctando en la escuela. A las dos de la madrugada, irrumpe el ESMAD en Cajamarca, arrojando gases y granadas de aturdimiento, disparando y golpeando a las personas que se encontraban en los puntos de descanso habilitados para los campesinos. Capturaron a alrededor de 30 campesinos que estaban alojados en la escuela. Esta situación exacerbó los ánimos de la comunidad.

Castilla (Coyaima)
 
En Castilla, la movilización se viene dando con creciente fuerza desde el mismo 19 de Agosto, convocando a agricultores, pequeños lecheros, ganaderos, caficultores  y arroceros. Desde el día anterior al inicio del paro, llegaron a Castilla unos 1800 campesinos provenientes de varios municipios, principalmente de Chaparral, Roncesvalles, Ataco, Planadas, Ríoblanco, Prado, Natagaima, Coyaima y Dolores. Esta masa humana fue creciendo hasta llegar a unas 3000 personas, casi todos provenientes del sur y del oriente del departamento de Tolima.
 
Desde ese primer momento, la represión se ha ensañado con los campesinos movilizados. La policía ha destruido y saqueado las despensas con alimentos de los campesinos, ha invadido viviendas, tumbando puertas, para sacar a la fuerza a campesinos alojados en ellas y ha obstruido la movilidad de las personas por la vía pública. El día 20 se bombardeó desde helicópteros a la comunidad con gases lacrimógenos, asfixiando a ancianos y bebés, dañando viviendas. En Castilla, hasta el día 28 de Agosto, 46 personas habían sido heridas por la represión policial. Algunos (tres de ellos) por bala, otros por piedras arrojadas por el ESMAD y otros intoxicados por gases. También se contaba con tres personas detenidas arbitrariamente: Anderson Pinto (27 de Agosto), Edinson Chaguala y Humberto Montaña (28 de Agosto). También la policía ha infiltrado las protestas: los campesinos descubrieron a diez agentes infiltrados de civil, con gases lacrimógenos escondidos en la cintura, que estaban azuzando a los menores de edad para que hicieran destrozos, para justificar así una arremetida violenta de las fuerzas del Estado. Se vio a estos infiltrados luego reunirse con la policía en otro punto.