REMUNDIALIZACIÓN DEL DOMINIO IMPERIALISTA Y NUEVAS FORMAS DE ESCLAVIZACION LABORAL
La destrucción de la Unión Soviética a inicios de la
década de 1990 permitió al capital imperialista recuperar en breve tiempo sus
tradicionales zonas de influencia y saqueo colonial, restaurar su oprobioso
sistema de dominación financiera mundial e introducir nuevas formas de
esclavización (basadas en el montaje de “fábricas globales”, el cercenamiento
de los derechos conquistados por el movimiento obrero internacional y la
imposición del “libre comercio”, la subcontratación, las maquilas o
ensambladoras y otros mecanismos de expolio laboral). Las guerras de
ocupación desempeñan por supuesto un
papel crucial en la moderna cruzada de recolonización que lleva a cabo a escala
planetaria el capital monopolista.
Esos regresivos cambios acaecidos en los últimos
veinte años en la arena internacional a favor de la inversión e invasión
imperialista se han traducido en medidas regresivas en materia laboral y en
ataques a la capacidad de organización, de contratación y negociación colectiva
de los trabajadores.
En Colombia, la llamada “relocalización” industrial se
manifiesta en la multiplicación de zonas francas, puertos secos, zonas
especiales de exportación y parques tecnológicos; la “reestructuración
empresarial” aparece como satelización de las plantas de producción, fusión o
liquidación de empresas, despidos masivos, “retiros voluntarios”, pensiones
anticipadas, producción y salario a destajo, polifuncionalidad); y el desmonte
de las conquistas laborales, prestacionales y convencionales se lleva a cabo
mediante contrarreformas laborales, pensiónales, a la salud y a la seguridad
social, mayor tributación a los ingresos laborales, auge de pactos colectivos y
contrapliegos, entre otros mecanismos. Bajo el ropaje de la demagógica “libertad de empresa” y “libertad de
asociación”, las cuales utiliza para dividir al proletariado imponiendo el
paralelismo sindical y desnaturalizar los principios clasistas del
sindicalismo, el Estado burgués y su gobierno, a través de figuras jurídicas
como los llamados “Contratos Sindicales”, Cooperativas o “ Empresas Asociativas
de Trabajo” (EAT,) y las Empresas Contratistas privadas, ha venido
institucionalizando el esquirolaje, con el fin de maniatar y someter,
ideológica, política y económicamente el
movimiento obrero y sindical a los designios del capital.
A lo anterior se suma el fomento del corporativismo
sindical-empresarial, o sea, la política de sometimiento “pacífico” de los
trabajadores a los nuevos sistemas de explotación laboral y a los planes de
negocios del capital (reclutamiento o capitulación de líderes sindicales,
promoción del contrato sindical, espejismo de “participación” accionaria de
trabajadores y pensionados en las empresas, etc.).
No sobra indicar que el cercenamiento de los derechos
laborales y las garantías sindicales en nuestro país ha sido también resultante
de la campaña de exterminio y persecución que desde 1986 ha cobrado la vida de
más de 5.000 líderes y activistas del sindicalismo clasista: ante todo agrupado
en la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, y el cual, pese al dominio del
narco-fascismo, sigue confrontando al Estado y a la patronal capitalista y
latifundista.
Por su puesto, la “apertura” del país al capital
“transnacional” y las recurrentes crisis capitalistas han menguado el grado de
organización y lucha del movimiento sindical colombiano.
No sobra aclarar que todo lo anterior se mantiene y se
profundiza, a pesar de que el gobierno Santos firmo un acuerdo con el gobierno
de los EE.UU., en el marco del TLC, donde se compromete a acabar con la
Subcontratación. Inclusive el Congreso emitió una Ley donde penaliza la
violación al Derecho de Asociación y Libertad Sindical, pero precisamente los
patronos día a día son más agresivos y muestran su odio a la clase obrera con
la complacencia del gobierno mediante el Ministerio de Trabajo.
Estas formas esclavistas de Subcontratación
capitalista no son nuevas, precisamente el sindicalismo debe aprovechar la
crisis estructural y cíclica por la que atraviesa el sistema capitalista para
profundizar la lucha de clases y estudiar las perspectivas revolucionarias del
momento pues, las crisis son las
manifestaciones cada vez más violentas y claras de las contradicciones del
capitalismo. Ellas evidencian la contradicción entre la producción social y
la apropiación capitalista. Durante
ellas, las contradicciones de clase se agravan al extremo. Toda crisis es una
amenaza de revolución. El movimiento sindical no puede continuar, como ha
sucedido por parte de las direcciones de las centrales de trabajadores
“concertando”, conciliando con el Estado y su gobierno, haciendo
pronunciamientos vacíos sobre la crisis actual del sistema capitalista, sin
colocar al desnudo sus raíces económicas y políticas, sin dar orientaciones al
sindicalismo sobre el qué hacer y aprovechar las graves consecuencias de esta
en las masas trabajadoras, para esclarecerlas, organizarlas mediante un trabajo
político e ideológico persistente.
La dirección de las Centrales de trabajadores en
Colombia, no pueden continuar encerradas en las cuatro paredes, desfilando por
el Palacio de Nariño o los Ministerios mendigando derechos, ni tampoco
legitimando las políticas reaccionarias del Estado y su gobierno como la
“responsabilidad social empresarial” o los “Pactos globales” y el demagógico
“Dialogo Social” de los cuales se han convertido en su voceras, con su
asistencia a las “mesas de
concertación”, que no son formas de organización del proletariado sino, trampas
de la burguesía y su Estado para desmovilizar al proletariado, como las del
salario mínimo y otros eventos dirigidas por el Estado y su gobierno, para que
al final este dicte todo por decreto o se haga con la complicidad de las
Centrales Obreras y desconozcan el resto de las peticiones propuestas por las
organizaciones sindicales. Hay que ir a los barrios obreros, a los campesinos
pobres y medios para orientarlos, organizarlos en sindicatos y movilizarlos en
sus luchas políticas, económicas, sociales y culturales.
Finalmente es muy importante la respuesta de algunos
sectores del movimiento Obrero y Sindical, como es el caso de los Sindicatos
afiliados a FUNTRAENERGETICA y la FSM, quienes en cumplimiento de su Plataforma
de Lucha entraron en una ofensiva contra la Subcontratación y es así como en
todo el territorio Nacional donde tienen presencia vienen organizando los
trabajadores que están bajo la perversa figura de las Cooperativas de Trabajo
Asociado CTA, los Contratistas y los Contratos Civiles, tal es el caso de la
Costa Atlántica, el Cesar y la Guajira, donde más de 2000 trabajadores que
trabajan para las Trasnacionales DRUNMOND Y GLENCORE, cansados de tanta
explotación, han decidido organizarse afiliándose a SINTRAIME Y
SINTRAMIENERGETICA, donde se han presentado siete (7) Pliegos de Peticiones y
en algunos casos por falta de solución y respuesta a los petitorios los
trabajadores valerosamente han decidió votar la huelga. Igual ocurre en el
Valle del Cauca y el Meta, donde los trabajadores del Monopolio Norteamericano
OWENS ILLINOIS INC y su filial CRISTAR-PELDAR, con sede en Buga, decidieron
organizarse en SINTRADIT, presentando Pliego de Peticiones que aun no ha sido
resuelto. Este panorama y respuesta de los trabajadores cansados de estas
formas de esclavitud y de la falta de verdadera protección por parte del estado
colombiano y su gobierno, con la unidad del movimiento Obrero y Sindical,
tienen que seguramente desembocar en contrataciones a termino indefinido con
las trasnacionales y en condiciones de trabajos digno, mediante Convenciones
Colectivas que garanticen la estabilidad laboral de los trabajadores, para un
mejor bienestar de estos y sus familias y no como quieren disfrazar los
patronos con la complicidad del gobierno de la tal contratación directa, pero
mediante las intermediarias, quienes a penas se organizan los trabajadores
cambian de razón Social o en contubernio con las Trasnacionales cancelan el
contrato y firman uno nuevo para justificar la salida de los trabajadores. Por
esto el objetivo de los trabajadores y las Organizaciones Sindicales es el
Contrato indefinido en condiciones de Trabajo dignas.